Por canto llano entendemos la música de la iglesia en la alta edad
media, antes de la llegada de la polifonía. Habiendo crecido
gradualmente en el servicio de culto cristiano se convirtió en la música
exclusiva de la Iglesia hasta el siglo nueve, cuando la polifonía hizo
su primera y modesta aparición. Durante siglos tuvo un lugar de honor
siendo por una parte cultivada junto a la nueva música y sirviendo, por
otra, como fundamento sobre el que crecía su rival.
Cuando la polifonía vocal alcanzó su punto culminante, en el siglo
dieciséis, el canto llano había perdido la estima de los hombres y se
fue dejando de lado cada vez más a lo largo de los siglos siguientes.
Pero la Iglesia siempre la consideró su música propia, perfectamente
adaptada a sus ceremonias y por fin, en nuestros días, ha llegado un
renacimiento que parece destinado a restaurar el canto llano a su
antigua gloriosa posición.
Historia
Aunque no se sabe mucho respecto a la música de la iglesia de los tres
primeros siglos y aunque parece claro que los tiempos de las
persecuciones no favorecían el desarrollo de una liturgia solemne, hay
muchas alusiones en los escritores contemporáneos que muestran que los
primeros cristianos solían cantar tanto en privado como cuando se
reunían para el culto público. También sabemos que tomaban sus textos no
sólo de los salmos y cánticos de la Biblia sino que también componían
cosas nuevas. Estos solían llamarse himnos, ya fueran imitaciones de los
hebreos o de formas poéticas griegas clásicas
Así pues se establecieron los tres tipos de cantos corales y desde
entonces en adelante fueron desarrollándose continuamente, llegando
hasta S. Gregorio, en cuyo tiempo se dieron cambios importantes. Uno de
ellos fue el acortamiento del gradual que originalmente era un salmo
cantado como responsorio. Tuvo un lugar en la misa desde el principio.
La alternancia de lecturas de la Escritura con el canto responsorial es
una de las características fundamentales de la liturgia. De la misma
manera que se dan las respuestas después de las lecciones de maitines,
también se tienen las respuestas del gradual después de las lecturas de
la misa, durante cuyo canto todos se sientan y escuchan.
Sistema de modos y tonos
La teoría del del sistema de tonos y modos del canto llano sigue
estando algo oscura. Ya hemos hecho notar que la teoría actual
medieval, fundamentó para el sistema de tonos una escala heptatónica
diatónica de alrededor de dos octavas con adición de un si (b) bemol en
la octava más alta. En este sistema, cuatro notas d (re), e (mi), f (fa)
y g (sol) se tomaron como notas fundamentales (tónicas) de los modos.
Cada uno de estos modos se subdividió según el compás, una clase,
llamada auténtica, que tiene el compás normal, de la nota fundamental a
la octava, la otra, llamada plagal, desde un cuarto bajo la nota
fundamental a la quinta nota arriba.
Ritmo
La cuestión más importante en el canto llano, en la práctica, es la del
ritmo y de nuevo hay en esto división de opiniones. Los llamados
ecualistas u oratoristas mantienen que el ritmo del canto llano es el
ritmo de la prosa latina ordinaria; que el valor temporal de todas las
notas es el mismo, excepto cuando la conexión con las diferentes sílabas
crea ligeras diferencias. Mantienen, sin embargo, la prolongación de
las notas finales, mora ultimæ vocis, no solo al final de las sentencias
y frases sino también en las divisiones menores de grupos de neumas en
una sílaba. En la edición vaticana, por otra parte, con Dechevrens como
su principal representante, mantienen que las notas del canto plano
están sometidas a medidas estrictas. Distinguen tres valores que
corresponden a las modernas corcheas, negras y blancas. Tiene a su
favor numerosas expresiones de teóricos medievales y las múltiples
indicaciones rítmicas de los manuscritos, especialmente las de la
escuela de S. Gall (ver Neuma).
Formas
El canto llano tiene una gran variedad de formas producidas para los
diferentes propósitos de la piezas y por las condiciones varias del la
ejecución. Una distinción principal es la de cantos antifonales y
responsoriales. Estos son sobre todo cantos de solista y por ello
elaborados y difíciles; los antifonales con cantos corales o
congregacionales y por ello simples y sencillos. Son responsoriales los
graduales, versillos del aleluya, tractos de la misa, responsos de las
antífonas del oficio y su salmodia. Las antífonas de la misa,
especialmente el introito y la comunión son una especie de tipo
idealizado de antífona, que conserva la simplicidad general de las
antífonas, aunque son ligeramente más elaboradas puesto que se asignaban
a un grupo de cantores entrenados.
Fuentes:
http://ec.aciprensa.com/wiki/Canto_llano
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